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Aprender a ser libres

En Chile necesitamos aprender a vivir con libertad, pero libertad de verdad.

Cuando al ministro de Salud se le ocurrió anunciar un regreso a una "nueva normalidad", creí que se entendería que era dentro de los márgenes que la pandemia nos permitía. Es decir, manteniendo distancia física, usando mascarillas, mejores hábitos de higiene, etc. Pero no, la gente salió a fiestear en lugares encerrados como si el virus hubiera sido solamente un mal sueño.

Esto me hace dudar de las capacidades intelectuales de la gente, porque el sentido común brilló por su ausencia y demostró que en Chile si no hay un Estado paternalista con la amenaza constante del correazo a quienes se portan mal no somos capaces de disfrutar de nuestra libertad.

Se dice que el cerebro es como un músculo que requiere entrenamiento bajo el lema "úsalo o piérdelo", y por eso crucigramas, puzzles, matemática y juegos de tablero como el ajedrez son tan necesarios para el desarrollo y manutención de nuestra mente. En el caso del disfrute de la libertad individual parece que el mecanismo similar. Si no sabes vivir en libertad, es muy probable que la cagues a la primera.

Culpa de ello es la educación, pero es fácil decirlo porque cada problema que tiene Chile como sociedad la respuesta es la misma "el problema es la educación". Pero es que delegamos esta responsabilidad por completo en un programa del Estado que enseña a depender del Estado porque así les conviene. Ya ni hablar que la educación empieza en casa, porque los padres prefieren ir ambos a trabajar y dejar que la "tele" les enseñe de moral.

El estado de Chile gasta US$ 4.021 al año por niño en educación básica y US$ 4.127 en educación media. En pesos chilenos son alrededor de $3.200.000 por una educación deficiente. Fuente: https://archive.is/NLIxG

Hay 4 colegios privados que están el top 10 de resultados en la PSU en ese rango de precio y sobra plata. Fuente: https://archive.is/K4WnA

Entonces, el problema no es la educación privada, que es la que produce los mejores resultados. Es el estatismo mediocre que genera las desigualdades. ¿Por qué no darle ese dinero a los padres en un "vale por" para que elijan en qué colegio matricular a su hijo?

Porque el estado quiere esa plata para derrocharla.

¿Por qué no dejar que las escuelas compitan entre si con sus propios programas educativos y que gane el mejor? Porque la educación estatal genera "amantes del estado", genera dependencia y adoctrinamiento. Porque educar tontos útiles es mejor para el estado: mano de obra barata, creer cada discurso bonito, cada promesa y perpetuar esa dependencia al estado "salvador".

Pareciera que el deseo de que nos hagan mierda cobrando cada vez más impuestos se justifica por quienes no son capaces de tomar sus propias desiciones, como un perro que sale corriendo a la calle cuando le abren la reja sin mirar si vienen vehículos o no. Necesitan esa reja para no matarse ellos mismos.

Pero estoy siendo injusto con el perro.

Hace un año se anunció un nuevo impuesto a los servicios de internet como Netflix, cuando se anunció se dijo que los usuarios no se verían afectados, y la gente se lo creyó tran tranquila porque lo dijo el gobierno. ¿En qué universo cobrarle más a una empresa no se refleja luego en los consumidores de los productos o servicios de esa empresa? De dónde creen que saldría ese dinero.

Es costumbre de que impuestos que se crean como "temporales" terminen siendo perpetuados con una y otra excusa. El impuesto específico al combustible y las contribuciones de bienes raíces son ejemplos de impuestos que surgieron por algún desastre, y quedaron allí para siempre, porque a medida que los políticos inventan más puestos, más ministerios, contratan amigos y familiares, se hace necesario quitarle el dinero a la gente que trabaja y crea riqueza en el país con alguna excusa barata con palabras lindas como "solidaridad", "igualdad" o "dignidad". Cuando se necesita que la solidaridad sea voluntaria para ser llamada así, la igualdad debiera ser ante la ley y no "a través" de la ley y la dignidad se gana trabajando.

Nuestro gobierno actualmente se supone que es de "derecha" pero se llena la boca anunciando bonos. Nuestra escopeta está tan torcida a la izquierda que llamamos derecha a cualquier cosa. Con los bonos lo único que se logra es aumentar la dependencia del estado, acostumbrar a recibir sin dar nada. Lo que crea un círculo vicioso de pobreza, dependencia y obediencia al estado.

En lugar de dar bonos a las PyMEs, el estado debiera recortar impuestos para compensar a la gente que crea trabajos en Chile. Los bonos y el endeudamiento del país solamente crea una carga para los ciudadanos del futuro. Porque con esta crísis los políticos siguen ganando lo mismo, y no dejarán de ganar dinero aún cuando no hagan bien su trabajo. A diferencia del ciudadano normal, que pierde su trabajo si no lo hace bien, y en casos extramos como el que tenemos con la pandemia, lo pierde aún cuando se haya esforzado.

Imaginemos por un momento que los chilenos supiéramos vivir sin que el estado nos vigile con luma. Que por algún motivo los políticos decidieran bajarse el sueldo, pagarse bonos de productividad cuando de verdad fueran productivos, eliminara puestos innecesarios, modernizara el mecanismo presupuestario anual, redujera la burocracia, contratara y despidiera en base a meritocracia y se limitara el gasto público total al 15% del PIB.

Ahora que el estado es menos poderoso, ya no puede vender favores y la ciudadanía debe aprender a vivir con las consecuencias de sus propias acciones, a madurar y a ser alguien útil para la sociedad. La gente podría utilizar el dinero que no pagan en impuestos para ahorrar, cuando tuviera suficiente podría invertir en algún negocio. Como ya no hay burocracia excesiva ni impuestos descabellados, es más fácil la inversión inicial y tenemos más emprendimientos. Más servicios y productos de calidad de manufactura nacional, menos llorones que exigen derechos sin aportar nada. Menos parásitos inventando leyes que solamente benefician a su sector, etc.

Pero primero debemos aprender a vivir en libertad.