Este escrito desarrolla cuanto publico en el documento «Todo va extremadamente bien» Se avala, también, de consideraciones formuladas en anteriores publicaciones nuestras.
El vacío de la técnica.
La continúa adaptación de las proyectualidades políticas de los estados modernos a la supuesta infalibilidad de la técnica, parece haber colocado en segundo plano, esos mismos gobiernos que delegan a ella las propias decisiones. El Estado continua a desarrollar un rol represivo y avala, a través de sus representantes, la activación de protocolos económicos, sanitarios, administrativos, ya definidos. En lo específico, si tales protocolos son eficaces o perniciosos es un dato secundario. Para los títeres de turno, la aplicación de los protocolos en cuestión debe resultar un factor para aumentar la propia popularidad y, al mismo tiempo, debe proporcionar una justificación científica de las decisiones efectuadas. Cómo hacer que todo esto sea propaganda del gobierno es tarea de los medios de comunicación y de aquello que gira en torno a la política. Si las cosas irían a mal, se atendrán a la frase siempre eficaz: «Han sido seguidos todos los procedimientos que requería el caso».
Está claro que tales procedimientos de cómodo, no reduce las responsabilidades de ningún patrón, de ningún politicante, de ningún guardián del orden, de ningún académico complaciente, de ningún periodista. Si bien haya mutado la apariencia del contenedor, son personas en carne y huesos a desarrollar los roles de opresores y torturadores.
Sin embargo, el intento de hacer eficiente la acción del gobierno a través de la ayuda de las técnicas y de las ciencias evaluativas y económicas, ha desviado la atención del protagonismo real de los gobernantes a un mero logro de objetivos; de tales objetivos, sin embargo, no se discuten los contenidos, así de dar la impresión de que los promotores y los ejecutores se encuentren al margen de las elecciones efectuadas.
Pero es solo el efecto espectral del intento de destrucción de la realidad. Del cual tienen necesidad los arquitectos del abuso.
Sin embargo, para las democracias, la idea de permitir al «pueblo», término que reconocemos exclusivamente como una entidad abstracta, de decidir sobre su propio destino debe permanecer en pie, incluso cuando las libertades concedidas deben ser canceladas por que se está trabajando. Reafirmando que no lamentamos nada de las libertades otorgadas por las democracias, creemos que indignarse ahora por el mayor endurecimiento represivo equivaldría a reconocer que en el reciente pasado haya habido situaciones favorables. El Estado hace su trabajo, depende de nosotrxs lxs anarquistas revolucionarixs hacerlo parar, agotarlo, lisiarlo de cualquier forma que este se presente. Por lo tanto, consideramos que es fundamental, resaltar los defectos y los puntos descubiertos, atacarlos de manera concreta. Y tener la seguridad, nos lo enseña la historia y el sentido común, nunca habrá ningún Decreto o «vuelta a la normalidad» que nos consentirán de hacerlo sin consecuencias.
La democracia no es el legado de una libertad concreta, sino un binomio constituido por una libertad abstracta que coexiste con varias formas de esclavitud, dependencia, opresión. ¿Cómo aprovechar al máximo este binomio si no es a través de la unión entre poder técnico y soberanía política? Un proceso que podríamos considerar un «laboratorio» tendiente a autoinmunizarse procediendo por crisis internas. La intensificación de la respuesta autoinmunitaria del capitalismo tiene lugar, desde siempre, en sus áreas periféricas o en vía de marginalización respecto a los centros del sistema. En consecuencia, una transición desde un contenedor demócrata- autoritario a un contenedor tecno-autoritario no es más que un gradiente con el cual esta modificado el estatus del sistema en sentido más conservativo. EL capitalismo, tanto amante de la ciencia a toda costa, se ha creado su hermosa disciplina científica, es decir aquella económica, con la cual se inciensa continuamente y se dota una gloria inmediata, así como postula su dogmatismo que hoy justifica cómo «verdadera» cualquier afirmación que provenga de la sagrada boca de los modernos vates, o sea los así llamados científicos. Si bien, si tuviéramos la paciencia para entrar en el estudio de la economía podríamos ver cómo aquella responda, perfectamente, a la imagen de la sociedad que el capital, de hecho, desea forjar para obtener más beneficios, ganancias y control social. Sin embargo, no es el capitalismo a estar en crisis Pueden estar en crisis algunas de sus áreas territoriales, ya que emergen nuevas a los ojos de la presente historia. El capitalismo ha sobrevivió a epidemias más destructivas, a dos guerras mundiales, a varias revoluciones comunistas reconvertidas en capitalismo de estado. Está en crisis su contenedor estratégico actual, pero no lo matará el virus. La explotación es llevada a cabo por personas reales y estas están ya está en movimiento para reinventarse o conservar un rol al vértice de la pirámide.
No afidemos a los patrones y a los politicantes nuestra vida. Si quisiéramos recorrer cronológicamente las declaraciones de los ministros, las salidas propagandistas y los decretos ley del consejo de ministros, no podemos no evidenciar la contradicción y la aproximación. Y cuando el enemigo está confundido, debe ser atacado. Visto que el estado tiene la memoria larga, demostremos, también nosotrxs explotadxs, de tenerla bien firme y funcional.
Atención, sin embargo, en el afirmar que el enemigo está confundido, no queremos decir que es débil, más bien ha evidenciado, claramente, contradicciones específicas en todo aquello lo que se mueve a su alrededor. Ha mostrado su lado, justo en el momento en el cual nos ha llamado a ayudarlo para defender «nuestra economía», «nuestras empresas». Como un feudatario medieval, como un barón post-unitario, como un cualquier patrón el Estado quisiera compartir las pérdidas y, en perspectiva, apoderarse de las ganancias; lo confía al trabajo voluntario, mal pagado y oculta las huelgas. Las personas piden inútilmente ayuda a los servicios sanitarios que, si contactados, responden a veces de «quedarse en casa» ya que no hay los dispositivos adecuados para proporcionar socorro. Mientras patrones y gobernantes espectacularizan su enfermedad, la dan publicidad, la convierten en un hecho compartido, los ricos están bien cuidados y tienen más probabilidades de sobrevivir, los pobres mueren y van a terminar, a menudo, en fosas comunes. Para mitigar las posibles consecuencias de una revuelta social ante la falta de bienes de primera necesidad, al aumento de los precios, a la pérdida de salarios, el Estado delega a asociaciones voluntarias la representación del propio lado humano. Al mismo tiempo, como dicho anteriormente, continúa a desempeñar su trabajo de torturador.
Quien hace llamadas a la unidad y a la condivisión es quien nos mata cada día.
El vertedero de la información local, nacional y global.
Estamos acostumbrados a lo falso y hace tiempo que aprendimos a no temerlo. La vehiculación de lo falso ha marcado la historia de esta tierra que hoy exige en voz alta de hacerse llamar «patria». Se trata de una praxis institucional fortalecida y perfeccionada en el tiempo: con las masacres del estado, con el asesinato premeditado de lxs revolucionarixs en la calle o durante una detención, en el ecocidio cotidiano de los lugares que habitamos. Bien, con respecto a todo esto, la versión oficial de los hechos, por parte de la información «confiable», ¿cuál ha sido hasta ahora?. Con el tiempo, hacer realidad la «narración» con gran complacencia de muchos activistas de los medios.
Entre ellos, de hecho, hay quienes ven en la actual dimensión, la oportunidad para mover la así llamada «narración» de las ganancias de los patrones sobre los valores humanos. Nos parece un tanto ingenuo ver en los decretos ley el cambio de los principios capitalistas en un sentido aceptable, sin embargo hay quien intenta montar la onda del coronavirus, al igual que quien gobierna la economía y los estados, para volver a decir la suya en el habitual proceso democrático: diréis que facebook, skype marcan el nuevo terreno de batalla de las luchas de aquellos los cuales ya llevaron adelante un contenido exclusivamente simbólico. Tales partes políticas que han marcado la línea de intervención del nuevo capitalismo, ahora lo sostienen en la fase de reinicio de la máquina. Al mismo tiempo se confía al entretenimiento colectivo. No es importante aquello que es justo o confundido, y mucho menos quién lo decide, lo importante es decir algo, confesar un estado de ánimo, una sensación, una inquietud, hacerlo trazable, clasificable, englobarlo en la dramaturgia del poder.
Todo se juega sobre la cantidad de información que consienten predecir el progreso de las expectativas.
El gobierno está ansioso por proporcionar información, noticias útiles, comportamientos responsables. Los decretos primero se alimentan de la información y luego son ratificados como algo ya esperado, ya digerido. Sin embargo, la narrativa cotidiana de las cuarentenas, el diario de bordo de las propias vidas, espectacularizan y endulzan la crudeza de los eventos, escondiéndolos o marginalizándolos. Por un lado, la situación es grave, a causa de los que salen de casa, no por quien ha especulado y continúa especulando sobre nuestras vidas; por el otro lado, ira todo bien, lo lograremos, somos un gran país. En el primer caso se es empujado a identificarse con un comportamiento conformista, temeroso y aplanado sobre las leyes y el asistencialismo; en el segundo, se solicita un gesto de orgullo, de coraje, de optimismo. Aun comenzando desde puntos de vista contrarios, nos encontramos delante del mismo mecanismo de sugestión y llegamos a la misma conclusión: lo importante es obedecer sin protestar!
La reproducción del mecanismo capitalista de propaganda se connota a la dimensión cotidiana así como sentencian las marcas corporativas de publicidad: «¡sé inconformista en tus elecciones!»; «unifórmate a los otros para no estar aislado! » ¡Lo importante es comprar!. Pero quien vende, ya ha comprado los eslóganes «sostenibles» y apoyados «desde abajo». En resumen, las palabras de orden y los eslóganes que antes eran posibles leer sobre los muros de algún centro social Okupado, hoy los encontramos en boca de los economistas más populares! El empobrecimiento de las propuestas, de las ideas reconocidas en los últimos años en el área reformista y antagonista ha pasado de la ideología del hacer a aquella del deber ser olvidando definitivamente el actuar. Un buen progreso, no hay nada más que decir. Este capitalismo de abajo, compartido, será un capitalismo que identificará los procedimientos a seguir en cada momento de nuestra vida, que regulará nuestros sentimientos y no dejará nada al azar y a la espontaneidad pero al mismo tiempo nos dirá que somos libres. Este concepto de capitalismo autogestionado, probablemente nace también porque muchas prácticas, como la autogestión, en el curso del tiempo han dejado de ser conflictivas y se han quedado en una mera herramienta de supervivencia, por esto ahora es fácil recuperar al capital, a la economía algunos conceptos.
Contra el estado, sin excepciones.
En este período resulta tristemente interesante observar los lenguajes y formas de comunicar los mensajes. En realidad de encontrar una aparente coherencia es difícil, en efecto basta compara las diferentes declaraciones de cada singular experto o político, para darse cuenta de que son, a distancia de pocos días, completamente contradictorias.
¿Cómo funciona el aparato estratégico del enemigo cuando percibe condiciones peligrosas y declara un estado de emergencia? ¿Demuestra eficacia, rapidez en las intervenciones? En la premisa que el estado de emergencia es casi permanente en la representación del poder y que los momentos de excepcionalidad y de crisis son constantemente mantenidos en auge, aquello a lo que asistimos hoy tiene un profundo aspecto de indeterminación y de imprevisibilidad y en todo esto es perceptible fuertemente una grande dificultad por parte de los gobiernos. Una disnea más que obvia. En el momento, el primer ministro Conte, expresión del único organismo estatal activo, el Consejo de Ministros, viene empujado frente a las cámaras para hacer declaraciones y leer decretos. La mayor parte de las veces se trata de resoluciones que ya han salido a la luz a través de diversos medios de información, ya masticadas de la información y de quién da crédito, en modo de obtener un efecto de impacto mínimo. Hagamos algunos ejemplos: la confusión sobre los protocolos sanitarios, la contradictoriedad de las resoluciones a nivel territorial, las concesiones y prohibiciones intercambiables de día en día. Otro aspecto oscuro, el uso del ejército. La presencia de los militares en lugares considerados sensibles por el Estado es ya desde hace tiempo costumbre y verlos trabajar junto a la policía o carabinieri en las estaciones o otras áreas de las ciudades no es un hecho inusual. Entre otras cosas la historia reciente nos lleva a la memoria momentos en los cuales esto ha sucedido en algunos territorios considerados fuera del control estatal directo. Nos referimos a las operaciones «Vespri Sicilianos», «Riace» y «Fuerza Paris» desarrollados respectivamente en Sicilia, Calabria y Cerdeña entre finales de los años ’80 y principios de los ’90. A cuentas hechas, la ocupación militar de estas tierras llevo exclusivamente a un aumento del control cuantitativo del territorio, ya que las fuerzas empleadas añadidas a las que ya estaban presentes no obtuvieron una real mutación de las dinámicas ilegales. Si el estado ha logrado resultados en estos territorios, esto se ha verificado sobre todo gracias al (fenómeno) arrepentimiento, no a una acción investigativa o a un control capilar de ciudades, pueblos y montañas. El estado, sin embargo, pudo demostrar, a través de los criterios de la ciencia evaluativa al cual el capitalismo hace referencia que, su compromiso se multiplicó. Como ya se ha mencionado, también en esta ocasión, la única solución formulada por los gobernantes es la recopilación de datos: un cierto número de denuncias, de arrestos, de controles, de policías dislocados en las regiones; esto oculta, en parte, la solicitud de ventiladores, de asistencia sanitaria y de estructuras de acogida para lxs enfermxs. Pero si se dispone de grandes números para el control, ¿por qué se pide el auxilio de lxs voluntarixs para el socorro mínimo? ¿Cuántos policías, soldados y carceleros que efectúan controles o golpean a lxs detenidxs están contagiados? ¿Cuántos de estos héroes están difundiendo el virus? ¿Cuánto cuesta la indemnidad de misión de los militares empleados? ¿A quién viene confiado el mando de las instalaciones hospitalarias de emergencia? ¿A esos mismos ángeles que junto con los políticos locales han reformulado las estructuras sanitarias en el territorio hasta hace poco, reduciendo la calidad y dislocando sus estructuras?
La respuesta siempre está relacionada con la dimensión protocolar: se crean, entonces, grupos de trabajo que delegan a la tecnología otras adquisiciones de datos.
Se propaganda el seguimiento de los movimientos de frente a la solicitud de dispositivos médicos para intervenir, brindar asistencia a quienes deberían ir al hospital Pero es evidente que este es otro movimiento más para demostrar que se ha hecho todo lo posible.
No creemos que sea justo detenernos en la puerta de la actual hondada represiva, ni exaltar, más allá, detalles y minucias de las tecnologías militares en uso; y mucho menos destacar restricciones, limitaciones y deshumanidad de los decretos del gobierno. Ciertamente no tenemos la intención de pasar por ingenuos o superficiales, es más, consideramos oportuno y sensato documentarse y actualizarse sobre el funcionamiento de la máquina enemiga; sin embargo ninguna transformación o actualización del orden democrático nos hace lamentar aquello que eso deja a las espaldas.
Nosotrxs queremos destruir la sociedad, no mejorarla.
Los gobiernos, como se ha anticipado, están en confusión. Confían en la tecnociencia que prueba a luchar frente a las mutaciones del virus. Confían en los cálculos logarítmicos de las previsiones de mercado y de investigación económica. En pocas palabras, demandan a la continua reformulación de los parámetros científicos, la inconsistencia de su acción.
El método científico contempla el error, dice que se puede equivocar, es más, de un error se puede deducir observaciones que serán útiles para otras investigaciones, entonces, haciendo así, aquí está la perfecta herramienta de lectura de lo real. Los partidarios de la tecnociencia
Afirman que nunca se deja de profundizar e investigar, y sostienen que no es cierto que lo que no puede medirse por el método científico viene simplemente ignorado, ellos afirman que nada viene ignorado, cada cosa viene investigada. ¿Por lo tanto investigando todo la ciencia tiene la capacidad de responder, antes o después, a todas las preguntas?
Si es así, entonces es en potencia, omnisciente, propio como dios. Entonces quien sostiene que hoy la religión ha sido reemplazada por el dogma científico tiene perfectamente razón. ¿La ciencia no es interpretación del mundo? ¿No tiene su propio proyecto? La pregunta parece retórica a la luz de estas breves consideraciones, y estas son las características propias de cada ideología, por eso parece correcto, extremadamente correcto, hablar de ideología de la ciencia. Como anarquistas nosotrxs creemos que es posible indicar, o peor aún, creer, que existan reales herramientas de conocimiento de la realidad, cualquiera medio similar se configura como ideología, ideología es la ciencia, ideología puede ser también una forma de «credo político», ideología también puede ser el mismo anarquismo. Creemos que no existan algunas verdades y certezas, quienes las buscan produce en nosotrxs muchas dudas y, sobre todo, una fuerte sensación de repulsión.
Sin embargo, sabemos bien, que el aparato tecnocientífico y militar se está moviendo detrás de algunos pioneros que aún encarnan la cara primordial del capitalismo: los patrones. Ellos son desde siempre el verdadero motor de la explotación. Ciencias económicas, teorías de mercado, pronósticos de inversión constituye el fantasma detrás del cual correr para perder de vista la efectiva realidad de las cosas.
Son los patrones, en carne y hueso, los arquitectos de las presentes y de las futuras formas de opresión. A ellos científicos y policías se meten a seguirlos.
En efecto, en la situación actual, quien no parece tener las ideas confusas es precisamente el patrón, el emprendedor que, cubriéndose con su manta de filantropía, reconvierte sus empresas, produce lo que el mercado demanda y aumenta sus ganancias. En realidad un gran número de fábricas nunca ha dejado de producir y muchas están presionando para reabrir lo más pronto posible. En ambos casos, procedimientos de seguridad ficticios justifican el hecho de que la vida de los trabajadores venga puesta en peligro. Las grandes corporaciones farmacéuticas de hoy buscan competir entre sí, en la carrera a las vacunas, algunas de ellas ya han comenzado la experimentación humana y mientras todo el mundo mira con la respiración contenida y busca frenéticamente noticias sobre los avances científicos que conducirán a la salvación de la humanidad, las corporaciones farmacéuticas dirigen su mirada hacia las ganancias.
Mientras tanto, las empresas que trabajan desde siempre en la trazabilidad de los movimientos se dan de hacer para diseñar las nuevas aplicaciones que permitirán clasificar la humanidad en varias porciones: enfermos, sanos, inmunizados. ¿Una aplicación, por lo tanto, podría permitir la gestión de la circulación humana y todo esto por qué motivo?
Mientras tanto, los precios de los géneros de primera necesidad están aumentando y probablemente aumenten aún más.
La verdad se muestra bien clara, para aquellos que quieren leerla, hoy sobre todo en previsión de la fase dos, hay quienes ya se han preparado.
Además, sobre este desastre, que está costando una gran cantidad de vidas humanas, ya se ha pensado en reconstruir, reconstruir manteniendo firmes las mismas reglas: pocos deben poder especular sin ninguna restricción sobre el propio abuso, muchos deben sucumbir en condiciones de esclavitud. La herramienta de opresión que será utilizada está en construcción. Universidades, gobiernos, psicólogos ya están calibrando y midiendo los efectos bajo el peso de la derrota que les ha infligido el virus,
Rehaciéndose a modalidades operativas que ya están en curso. No hay, por lo tanto, alguna revolución tecnológica inminente, solo un fortalecimiento de aquello que ya existe y que, deberemos considerar con más atención en las facetas presentes, en lugar de con las que vendrán.
En el mundo des-realizado de la producción tecnológica, la mediación entre el individuo y la democracia, entre las sacas, aparentemente no pacificadas y la sociedad siempre está lista para llamar a la puerta, tal vez, esta ya dentro de nuestras dimensiones de lucha cuanto estamos tratando de escaparlas.
Bueno, liberémonos de los sedimentos y de las incrustaciones que querrían hacernos asumir comportamientos ejemplares y poner en esas prácticas virtuosas para insertar plenamente en la democracia en afano. Nosotrxs queremos destruir esta sociedad, no mejorarla. No sentimos, por lo tanto, redimensionada nuestra fuerza propulsora y destructiva en este actual temporal. De hecho, nos sentimos estimuladxs y curiosxs de descubrir nuevas formas de supervivencia al margen de la sociedad «enferma»; nunca hemos esperado momentos fáciles y somos conscientes de que los caminos a seguir están consteladas de luces y sombras, de mentiras de decir a las autoridades y verdades calladas, de ilegalismo y ataques impredecibles al enemigo. Así como están consteladas de largos silencios, espera, derrotas. Nuestra lucha no coincide con las luchas de quién ayuda al estado en su campaña de propaganda, sino que tiene bien presente cuál es el campo de acción en el cual encender la batalla.
Anarquistas de Cosenza
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